Por el fin del Especismo

Un mundo sin fronteras, con libertad real, sería un aire puro a respirar, sin fronteras de ningún tipo, sin discriminación, sin opresión: igualdad de respeto y consideración, más allá de la especie, abolir radicalmente la idea de toda supremacía. y, por supuesto, más allá del género, la raza, la clase social, la nacionalidad (qué ficción es la Patria, ¿verdad?), etc., solo que en este espacio nos enfocamos en la opresión de los demás Animales, ya que es la más invisible, la que menos activistas tiene y la desigualdad de la que participa la casi total mayoría de la humanidad, por lo tanto no queremos ignorar el privilegio de especie que tienen lxs humanxs, ya que todos los medios de incomunicación se centran -si lo hacen- en las problemáticas que afectan al Animal humano, nuestrxs hermanxs generalmente salen perdiendo. Queremos que eso cambie, hay que accionar.

¿Cómo ha sido la recepción del mensaje por la Liberación Animal en los subtes?

— Una de las formas de propagar el antiespecismo que proponemos, es acudir a los subtes de Buenos Aires -o donde sea que se esté-, con dispositivos que reproduzcan imágenes de distintos sometimientos que lxs humanxs infligen a los demás Animales, escenas del documental Dominion sobre: asesinato de terneros y pollitos macho por ser el descarte de la producción de lácteos y huevos, separación de una madre vaca de su bebé para que pueda robarse su leche y venderla a la manipulada humanidad, encierro para robarles sus pieles a los zorros, gallinas descartadas en mataderos cuando decrece su producción de óvulos (huevos), lo mismo con las vacas y su leche, monxs sometidxs a experimentación por intereses netamente humanos, cerdxs siendo atormentadxs y apagadxs para siempre, etc. Mostramos también carteles con frases que resumen muy rápidamente de qué va, así como repartimos folletos con la información esencial de antiespecismo, liberación Animal, opresión, mercantilización de lo Animal y un breve listado de qué no financiar para que esta abominación termine, aclarando que va más allá de lo alimenticio y que implica también no someter a lxs no humanxs para deporte, transporte, robo de su miel, cría, compra y venta, etc. 

Se trata de un activismo silencioso, en el cual hablan los ojos de los Animales no humanxs, acompañado de música para que convoque más atención. Vídeo, cartel, panfleto, música. Quien mira, lo entiende. Quien muestra interés, se lleva un panfleto. De esta forma selectiva de repartir la info, destacamos la importancia de lo que ahí se muestra. No olvidemos que son víctimas reales, que ya no están en este plano, no pudieron envejecer, dicho despliegue de imágenes merece respeto y consideramos que así se le otorga. No convocamos desde el espacio virtual (Instagram específicamente) fechas u horarios específicos para esto, sino que cada cual con su grupo de afinidad o de manera individual puede llevar el material donde desee, sea un subte, una plaza, un tren, una escuela, en su red social o donde su imaginación y creatividad le conduzca, ahí solo republicamos las acciones que realicen las individualidades con el material aquí creado. La recepción de la casi totalidad de viajantes es buena, de todos modos hay variedad: atención, conmoción, llanto, agradecimiento, indiferencia, curiosidad, preguntas, debates. En los subtes pasa de todo, por suerte.

¿Han recibido hate en la calle o alguna agresión por lo que hacen?

— Más allá de este espacio, en los años de activismo que llevamos, sea de forma independiente (que de hecho así nos consideramos), o en otras agrupaciones, las agresiones generalmente brillaron por su ausencia. Es tan ínfimo el porcentaje, que cuesta hasta recordarlo. Cuando la realidad del Holocausto Animal es expuesta, hay muy poco que decir, si quien pasa por ahí llega a mirar, tiene alma. No digo que no haya habido algún comentario hostil, pero generalmente son poco serios, tales como, por ejemplo: «qué delicia ese asado». Lo que más duele es que no se detengan un minuto a mirar que, quizás, esa vaca está siendo descartada en el matadero porque decreció su producción de lácteos. Pero lxs activistas no nos podemos responsabilizar porque hay una persona de cada 100.000 que no está disponible para detenerse un instante, reflexionar y llevarse la data sobre qué es el antiespecismo. 

Hablar de asado (eufemismo para la palabra ‘cadáver’), es muy limitado, esa sería la verdadera agresión: que todavía haya gente que no sepa que la ética vegana no tiene nada que ver con el ovo-lacto-vegetarianismo que deja por fuera solamente el consumo de cadáveres, pero sigue habiendo esclavitud y asesinato sistematizado para otros fines. Quizá en el subte alguna persona se queja de que podríamos ofender a niñxs, pero cuando ellxs están presentes, queda claro que son quienes mejor reciben el mensaje, tienen mucha empatía y no se victimizan, eligen mirar y si algunx de sus xadres les pide que no lo hagan, luchan por su decisión y la sostienen. 

¿Alguna anécdota en los subtes, de una devolución positiva que quieran compartir?

— Cada vez que alguien se va habiendo visto a las víctimas de sus consumos cotidianos, es una anécdota positiva. No sabemos el impacto que tendrá en sus mentes, decisiones, en sus vidas. Una vez que alguien ve lo que les pasa a nuestrxs hermanxs, los efectos pueden ser impensados, exponenciales, para bien. Desde un muchacho de unos 45 años que, al ver las imágenes, comenzó a llorar, se mantuvo de pie y le pidió a lxs demás viajantes del metro que lo escuchen, diciendo en voz alta que nunca más iba a consumir animales (con la info del folleto se complementó que va más allá de eso el veganismo, pero para ser algo que ocurrió rápido porque habrá estado 1 o 2 estaciones nada más ahí, es una reacción conmovedora). También un músico de freestyle que, al vernos y pedirnos una palabra para improvisar, iba narrando lo que pensaba tanto de la cuestión animal como del despliegue activista que hacíamos, mostrando que se posicionó del lado de lxs oprimidxs… tuvimos oportunidad de verlo en otra fecha, y efectivamente siguió informándose de veganismo y había tomado la decisión de cambiar sus costumbres, alineándolas con su ética.

También habernos cruzado con dos estudiantes de sociología que preparaban su tesis y habían elegido justo el tema del Veganismo, por lo tanto hubo una entrevista concertada y concretada con unx de ellxs más adelante, encontrando otro espacio más para difundir la ética animal tal como la pensamos, como algo urgente para visibilizar y, sobre todo, aplicar en este mundo que puede salvarse todavía. Pero sobre todo miradas, miradas que nos llevamos grabadas en la memoria, el momento en que alguien lo entiende, y cambia de forma definitiva. No hace falta que lo verbalicen, su semblante lo dice todo.

Para algunas personas el término «holocausto animal» es muy difícil de digerir, considerando que antes también estuvimos en ese lugar de opresores, más allá de señalar al consumidor como: veganx o abusador de animales ¿Cuál consideran que sería la manera más ‘amable’ de comunicar para llegar a más personas?

— Consideramos que cada veganx puede utilizar los términos con los que mejor sienta que expresa lo que sucede con la opresión especista, desde este espacio sí utilizamos dicha expresión porque ‘holocausto’ hace referencia a una masacre de inocentes y, objetivamente, es lo que sucede. Cuando hay imágenes apoyando el mensaje, nadie jamás lo ha cuestionado, hablamos de personas de distintas edades y demás características.