Vida Florida | Anabella Nieto

Con mi abuela Rosalia dibujábamos infinidad de flores en cuanto papel se nos cruzaba, recuerdo aquellos mandalas florales que seguí replicando en las carpetas del colegio, adornando las hojas llenas de monótonos números y palabras.

Mi abuelo José me enviaba por encomienda diversas variedades de semillas de su jardín desde La Rioja, que luego sembraba con mi padre en las macetas del balcón de casa.

Con mi abuelo Santiago, de las tantas salidas de paseo, mi preferida, sin dudas, eran los viernes de ir al Jardín Botánico de la ciudad de Buenos Aires. Ahí me sentía en el país de Alicia, dónde mis sentidos se maravillaban a más no poder y me nutría de una panzada de imágenes que luego en casa dibujaba y coloreaba por horas infinitas, en aquella época sin tiempo, de pura presencia, inventaba historias en praderas y bosques, cerraba los ojos y la magia aparecía, frondosa, florida y colorida.

Con el tiempo, aquellos momentos se fueron espaciando, más siempre de una forma u otra, Ellas presentes… embelleciendo los rincones de mis casas, en mis fotos, imposible que no sean las protagonistas de mi mirada siempre, en estampas de mis vestimentas, en la época que diseñaba carteras, en su sello y apliques, Ellas siempre presentes…siempre.

Llegaron los Altares a mi vida de la mano del Yoga, por supuesto rebosantes de ofrendas florales a las deidades. Tiempo después, comencé a estudiar e interiorizarme en sus propiedades medicinales y nutricionales, sumándolas desde entonces a mis platos y a elaborar mis botiquines herbales para sanar diferentes afecciones; luego los Sahumos para limpiar energéticamente mis espacios, a mi y a otros Seres…hasta que un día, llegó la Terapia Floral, Bach primero y Chamánica del Perú después. 

De su mano un proceso transformador, maravillándome cada día más de su amoroso Poder, desde la sutilidad de su vibración, para transformar lo que esté en desarmonía, manifestado como desequilibrios emocionales, mentales o físicos; suavizando procesos dolorosos y de crisis, o como me gusta a mi expresarlo: «poniendo almohadoncitos de amor acolchonando el sendero, para de su mano transitarlos y trascenderlos; e invitando a la escucha y encuentro de la voz del Alma». Acompañando así, un camino de autoconocimiento respetuoso con los tiempos de cada Ser; en procesos amorosos, conscientes, que guían e invitan a reconectar con la más pura Esencia, en armonía, para allí construir presentes que vibren en coherencia con la frecuencia del Corazón, permitiendo que tu Ser Integral florezca.

Desde ese momento, la vida la recibo, traduzco, comprendo e integro en lenguaje floral; en total gratitud de su presencia en cada uno de mis días, llenándolos de belleza, colores, aromas, medicina, sanación y consciencia en todos los planos (emocional, mental, físico, energético y espiritual), compartiéndolas en los servicios que brindo a todas aquellas almas (adultos, niños, animales, espacios) que resuenan y sienten el llamado Floral.

La Terapia Floral, consiste en encuentros en dónde desde la palabra se abre lo que hoy está en desarmonía, perturbándonos, limitándonos, desestabilizándonos o bien manifestado como «enfermedad». Para Eduard Bach, la causa de la enfermedad no se encuentra en el cuerpo físico; el síntoma es el último recurso, el más visible y notorio, que tiene nuestro Ser para poner de manifiesto una desconexión con nuestra Alma.

De este encuentro nace una fórmula personalizada, que consta de hasta 7 flores, que acompañarán el proceso de sanación, armonización y reconexión. La misma se dosifica en gotitas que se suministrarán a diario bajo la lengua. No tienen ningún tipo de contraindicación ni efecto adverso, ya que es la Vibración de cada Flor la que está realizando el trabajo, no contienen principio activo; solamente, nada más y nada menos que Vibración. Es por eso que pueden suministrarse a mujeres gestantes, niños así como también animales, con maravillosos resultados en estos 2 últimos, ya que al no tener las resistencias que el plano mental podría generar, la armonía llega en procesos mucho más ágiles y fluidos.

Los tiempos de cada tratamiento dependerá de cada caso, ya que cada Ser es diferente, y lo que se va abriendo o resistiendo en el camino también. En general los encuentros son mensuales, y allí se va ajustando la fórmula que acompaña en el cotidiano a la persona, según lo que el proceso vaya requiriendo.

También hay una fórmula que creó el Dr. Bach que se llama Rescate (Rescue Remedy) que es un compuesto de 5 flores específicas para rescatarnos en momentos concretos, y poder hacer frente a situaciones de emergencia y crisis, ya sea de sucesos inesperados, estresantes, de desborde, pánico, ansiedad; para ayudar a resolver asuntos inmediatos. Ideal e infaltable en el botiquín. Se utiliza de la misma forma, en gotitas bajo la lengua, hasta salir del estado; sin necesidad de llevar adelante un tratamiento.